Ensayo sobre arte
Carta nº4 /
El arte es proyección y empatía. Cuando contemplamos una obra, no vemos lo que el artista quiere que veamos, -en muchos casos, ni siquiera éste quiere enseñarnos algo en concreto- sino que vemos lo que queremos ver en un determinado momento. Dentro de una misma pieza, existen tantas obras de arte como observadores tenga ésta. El artista realiza la pieza interpretando una experiencia bajo la influencia de su propia mirada y su contexto. Posteriormente, cada observador hace su propia interpretación, bajo su propia mirada, única e inimitable.
El arte es un diálogo atemporal. Es una conversación multidireccional: del artista consigo mismo, entre el artista y el observador, y del observador consigo mismo.
No existe arte sin sufrimiento. Creo en el arte desde la emoción y no sólo desde la técnica, por mucho que admire profundamente la habilidad de algunos para la pintura, la música o cualquiera de las especialidades artísticas a la que se dedique, me conmueve la vertiente emocional de una obra por encima que la capacidad técnica.
El arte es emoción. Ya sea como artista o como espectador, el arte tiene una intensa capacidad sobre mí a la hora de ayudarme de lidiar con algunas circunstancias de mi vida. He encontrado asilo, consuelo y catarsis frente a algunas obras. También he volcado sentimientos sobre un lienzo, he realizado un proceso de aprendizaje de esa proyección, y me ha enseñado a mirar al pasado desde otro punto de vista.
El arte es refugio y huida, y también, el propio laberinto, pero es en ese laberinto donde está el camino que anhelamos para seguir avanzando.
He sufrido en el pasado, como el resto, cada uno con sus circunstancias, pero no cambiaría ni un ápice de mi pasado ni de lo que he sufrido, porque me ha hecho mirar la vida desde una perspectiva diferente, como lo hago ahora. Me ha hecho descubrir que es ahí, en el arte, donde está mi sitio, que es en el arte donde empieza y acaba todo, que es en el arte donde le encuentro algo de sentido a la vida. Porque el arte es emoción, y sin emoción, ¿qué sentido tendría todo lo demás?
He llorado de emoción al ver un cuadro en el Museo d’Orssay, he llorado de tristeza al escuchar una bulería, he llorado de ilusión contemplando hablando sobre una fotografía con otras personas. Y todos esos llantos han venido acompañados de una paz y una calma que dan sentido al propio llanto. El arte es la capacidad de lidiar y aprender del sufrimiento a través de la belleza.
“El tiempo juntos/ Es verano en mi corazón/ Volvería a jugar a la alegría/ Aún perdiendo, volvería”.
Así rezan unos versos de una bulería a los que acudo para visualizar el sentido del arte en forma de poesía. El arte te hace seguir caminando. Hace que volvamos a salir al campo a jugar el partido, aunque sepamos que tenemos muchas posibilidades de perderlo.
Creo que lo que diferencia al artista del que no lo es, es la capacidad de gestionar las experiencias que vive y lo que es capaz de extraer de ella. El arte es el intento de entender la relación del ser humano con sus vivencias a través de la emoción. Es un retrato del paso del tiempo. Es también una forma de amar, y una forma de desarrollar la capacidad de amar. Es una forma de abrazar el sufrimiento. Es una búsqueda de la belleza.
El arte es una manera de acortar distancias entre todos los yoes que habitan dentro de nosotros mismo: el yo libre, el secreto, el negado y el oculto. De alguna manera ayuda a que todas estas versiones de nosotros mismos lleguen a parecerse un poco más entre sí.
Es una manera de ponerse frente al espejo y ver las heridas desde otro punto de vista. Es también una manera de ver que existen otras personas con las mismas heridas que tú. El arte te da la oportunidad de convertir la oscuridad de cada uno en parte del juego.